5 ADVERTENCIAS PARA EL FINAL DE TU NOVELA

Muchas veces, la parte que más cuesta realizar cuando escribimos una obra es el final. Por esa misma razón, suele ser la parte donde más fallos se cometen y que más puede confundir al lector. ¿Cómo empezamos y cómo terminamos una obra que llevamos escribiendo durante mucho tiempo? Aquí te damos unos cuantos consejos sobre lo que NO se tiene que hacer al terminar la novela.

1.-Dejemos de lado el mal absoluto o el bien puro. Terminar un libro con un final muy bueno puede resultar pasteloso, y terminarlo de la forma contraria puede no resultar creíble. Lo ideal es encontrar el equilibrio entre el bien y el mal, siempre tirando hacia un lado u otro, pero sin extremos.

2.-No hay que dejarlo todo para el final. Condensar toda la información impactante para el final resulta muy cargante para el lector y, a la vez, es posible que se aburra de la obra antes de llegar al final. La información impactante que queramos dar o los conflictos que queremos resolver los tenemos que ir solucionando poco a poco, tiene que ser un proceso, no algo repentino.

3.-No te ates a la idea de final que tenías al principio. Sí, es necesario hacer un esquema y que el autor sepa cómo va a terminar su libro antes de terminarlo, pero ese final puede cambiar, ya que has ido evolucionando a los personajes y las situaciones que planteabas. Si te quedas con lo primero, puede ser bueno. Si lo repites varias veces hasta encontrar el verdadero final que le quieres dar, puede ser muy, muy bueno.

4.-Nada de novedades. No es nada recomendable introducir nuevos elementos al final: nuevos personajes, nuevos escenarios, nuevas subtramas… Está claro que el final es una novedad porque en casi todas las ocasiones resulta sorprendente, pero es una novedad sobre algo o alguien que ya conocíamos desde el principio de la obra. Introducir conceptos o personajes nuevos al final es muy confuso y, a la vez, decepcionante.

5.-No alargar el final. Tiene que tener la duración adecuada. Si hacemos el final muy largo y empezamos a cuestionarnos cosas en ese punto de la obra, el lector puede confundirse y aburrirse con la novela. De la cuestión que se tiene que resolver dependerá la longitud del final.

La obra está formada por tres partes: inicio, desarrollo y desenlace. El desenlace es una parte muy importante de la novela, pero no hay que olvidar las otras dos ni dar más importancia a la última que a las demás. Si equilibramos bien cada parte de la obra y tenemos en cuenta estos consejos conseguiremos un buen final para nuestro libro.

Como no terminar tu novela